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15/1/12

Viento, agua...y arena.


Mañana, si te encuentras bien, vamos a la playa.

Dicho y hecho.
Nada más levantarme,
tras la pregunta...
¡Venga, vístete que nos vamos!

En el coche,
de camino a la playa,
no podía ocultar mi malestar
 y él lo sabía.

Sabía que no estaba bien,
que le había engañado,
pero que necesitaba el mar.

Tres horas después,
mi cara era otra...
Estaba cansada, pero con las pilas cargadas.

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