Llenar la bañera con agua muy caliente.
Añadir espuma de baño.
Sumergirme y cerrar los ojos...
Ya estoy en mi paraiso imaginario,
en mi playa o piscina,
según apetezca el día.
Lástima de vivir en un lugar tan seco,
y no poder hacerlo todos los días.
Pero hay veces que me da igual todo,
y sólo puedo pensar en meterme en la bañera,
y volver a mi oasis particular.
Vivo rodeada de fotos como éstas,
porque cuando no puedo sumergirme,
a veces, encuentro lo mismo en mis fotos,
vídeos o en el sonido de las olas de mi caracola.
Prefiero ésto a todos los medicamentos,
corticoides, antiinflamatorios, y veneno puro
que me han dado durante años...
Mientras pueda... yo elijo.